lunes, 13 de agosto de 2012



TRADICIONES Y CULTURA DEL JUNCAL VALLE DEL CHOTA JUNCA
Valle del Chota
  • De esta región nacen los mejores jugadores de Ecuador.
  • La escuela de fútbol del futbolista Agustín, el 'Tin', Delgado enseña a los chicos a jugar al fútbol.
  • El Valle del Chota era una gran hacienda donde llegaron los esclavos de África que fueron comprados por los terratenientes.
BELÉN SALVADOR
QUITO
4 de agosto 2010
-A A +A
Cinco pequeños de tez morena juegan al fútbol con una pelota pinchada. Sus piernas, sus brazos y sus caras están llenas de polvo. Su cancha de fútbol es una de las calles de tierra y piedra de El Juncal, en el Valle del Chota, a tres horas de la ciudad de Quito, la capital de Ecuador.
Se trata de Alexis (de 9 años), Xavier, Johnatan y Manuel (de 11) y John (de 12), quienes pertenecen a la escuela de fútbol de Agustín, el “Tin”, Delgado. De lunes a viernes, desde las tres de la tarde hasta las cinco, bajan a la cancha de tierra que está junto al río Chota y con ayuda de algunos profesores practican el fútbol.
Ellos, al igual que 250 niños más, entrenan desde hace cuatro años cuando se abrió la escuela de el “Tin”, bajo la dirección de sus dos hermanos. La cancha que ahora es el escenario de esos entrenamientos era un terreno lleno de maleza de propiedad de una de las tías de Agustín Delgado. Él compró ese espacio con la finalidad de poner una escuela de fútbol para que todos los niños de las ocho comunidades del Valle del Chota (Juncal, Mascarilla, Pusir, Tumbatu, Carpuela, Chalguayacu, Pichucho y Caldera) asistan sin tener que pagar un sólo centavo. De comunidad a comunidad existen cinco minutos de viaje en auto.
La escuela de fútbol tiene cinco categorías que comprenden desde los 8 años hasta los 18. Para los menores de 8 las puertas no se cierran. También cuentan con un entrenador que los prepara. Por el momento, todos los niños entrenan en ese campo. Según Plutarco de Jesús, uno de los entrenadores, en un futuro cada categoría contará con una cancha de índor fútbol (parecido al fútbol-sala). Alexis, Xavier, Johnatan, Manuel y John no se cansan de jugar a la pelota pese a que el sol no da tregua (28 grados).
Todos ellos tienen un sueño en común: llegar a ser admirados como Agustín Delgado, quien también se forjó en las calles de tierra, polvo y piedra de El Juncal. Estos cinco pequeños comparten el balón pinchado y demuestran sus habilidades con la pelota (pases, cabezazos). Así llegan hasta otra cancha de la comunidad que está cubierta de tierra y de pequeñas piedras. Las casas que rodean esta cancha y en general las que conforman la comunidad de El Juncal son, en su mayoría, de adobe, teja y piso de tierra. Muy pocas, un 30 por ciento, son de cemento.
La mayoría de la viviendas tienen agua y energía eléctrica. Manuel se coloca en el arco y está atento a las jugadas de sus compañeros. No quiere que ninguno de ellos le haga un gol. El resto de pequeños se luce en la cancha y demuestra todo lo que ha aprendido en la escuela de el “Tin”. Una de las cosas que no se les olvida al momento de jugar es que siempre deben hacerlo compartiendo el balón con su compañero. En la escuela les enseñan a no ser individualistas, a respetar a sus compañeros, a ayudar al que lo necesita, a llevarse bien entre ellos, a saludar a los mayores, entre otras cosas.
Estos cinco pequeños admiran al “Tin” porque no es un jugador individualista. “Él tiene el balón y siempre trata de compartirlo con sus compañeros de cancha”, dice Manuel. A sus mentes también llegan los nombres de Ulises de la Cruz, Édison Méndez, Iván Kaviedes, Iván Hurtado, Antonio Valencia, entre otros. Todos ellos también son admirados por los pequeños de El Juncal, “porque estos jugadores son los mejores de la Selección”. El mejor regalo que pueden recibir estos cinco pequeños en Navidad es estrechar la mano del “Tin”. Él llega en esa época y a veces en otras para saludar a los pequeños que posiblemente serán los futuros seleccionados de Ecuador.

2 comentarios: